Entrevista con la presidenta del Colegio de Trabajo Social de Las Palmas

Lole Fabelo: “La atención social no se puede cambiar por dinero”

Lole Fabelo, presidenta del Colegio de Trabajo Social de Las Palmas.

La presidenta del Colegio de Trabajo Social de Las Palmas defiende las políticas sociales como "un pilar básico del Estado del Bienestar". En su entrevista con Fuerteventura Digital, rechaza sustituir la atención directa por ayudas económicas en relación a los cambios normativos que se avecinan en Canarias, pues alerta, "abren la puerta a la privatización"

La presidenta del Colegio de Trabajo Social de Las Palmas, Lole Fabelo, presenta en su entrevista con Fuerteventura Digital una defensa a ultranza de las políticas sociales, "un pilar básico del Estado del Bienestar" que considera al mismo nivel que la Sanidad o la Educación.



Los servicios de asistencia social pasan muchas veces desapercibidos, especialmente para quienes nunca los han necesitado, pero para Lole Fabelo son esenciales, porque intervienen "en momentos críticos de la vida de las personas".

Cualquier familia o alguno de sus miembros, en un algún momento de su vida puede pasar por un momento de necesidad, y esto incluye desde situaciones de dependencia, hasta la discapacidad, la salud mental o la pobreza.

La presidenta provincial de los trabajadores sociales defiende con contundencia un modelo de atención pública, accesible y centrada en la autonomía de las personas, especialmente las más vulnerables. Y en este sentido, sustituir la atención directa por una prestación económica supone un retroceso.

Se refiere a la situación del colectivo profesional ante los cambios normativos que promueve el Gobierno de Canarias y que rechazan desde el Colegio, concretamente el nuevo Decreto de Dependencia y las modificaciones vía enmienda presupuestaria que afectan al Catálogo de Servicios y Prestaciones del Sistema Público de Servicios Sociales.

“El usuario no quiere dinero, lo que necesita es que vayan a bañarlo, a asearlo, a garantizar que esté atendido y tenga cubiertas sus necesidades básicas”, dijo, rechazando una serie de cambios que en opinión de los trabajadores sociales, traslada la responsabilidad de la gestión a las personas en situación de dependencia, o deja en manos de los ayuntamientos la opción de externalizar los servicios sociales

Por ejemplo, personas mayores que en muchos casos no tienen capacidad ni apoyo para tramitar siquiera una ayuda. Fabelo alerta sobre los riesgos de sustituir la atención directa por ayudas económicas, una medida que, a su juicio, "abre la puerta a la privatización".

Dejar a las familias la responsabilidad de gestionar cuidados esenciales, cuando un problema es estructural, expone una aproximación a su parecer errónea, pues "la Administración tiene que buscar soluciones desde dentro, no con terceros, externalizando el servicio". 

También puso de relieve la saturación del sistema, especialmente en los servicios sociales municipales, donde el personal es insuficiente para atender la demanda. Mientras que el Consejo General de Trabajo Social establece que debe haber un trabajador social por cada 1.400 o 1.700 habitantes, en Canarias la media es de uno por cada 5.000 o 6.000 personas, sin contar a la población irregular.

“Las compañeras están sobrepasadas”, subraya, y asegura que desde los colegios profesionales abogan por que se empadrone a las personas extranjeras para contabilizarlas correctamente en el sistema.

Atención social frente a las "paguitas"

La presidenta del Colegio de Trabajo Social de Las Palmas desmonta un mito cada vez más arraigado, la supuesta existencia de ayudas indiscriminadas. “Las paguitas son como los lagartos de Nueva York, no existen”. "Ninguna prestación supera un sueldo", asegura, y niega que se otorguen ayudas simplemente por "llorar" o por ser inmigrante. “Para eso están las compañeras en los ayuntamientos, que se encargan de analizar cada situación y ver dónde es adecuado conceder una prestación económica”, explica.

Aunque también le da "un tirón de orejas" a los responsables públicos en las políticas de prestaciones económicas, en el momento en que la Administración hace un uso político de las ayudas: “Lo que debería ser una emergencia", se pervierte cuando no dotan de recursos a los servicios a la comunidad, "porque así tengo aquí unos votos garantizados”, sostiene.

Para Fabelo, la esencia de los servicios sociales no se basa en una pretensión caritativa, sino en promover la autonomía de las personas, "ayudarles a buscar en esa fortaleza para que vivan lo mejor posible”. Así, rechaza la visión paternalista de los servicios sociales, que históricamente ha estado asociada a la beneficencia.

“No se trata de ‘ay, pobrecito, yo te voy a dar…", relata, sino de que el trabajo social permita "acompañar a la persona", y "darle las herramientas para que pueda valerse por sí misma".

Dependencia, un sistema que no funciona, cuando "3.000 personas fallecen cada año a la espera de resolución"

Cuestión distinta es cuando una persona no puede valerse por sí misma, momento en que entran en juego las políticas de dependencia. La Ley de Dependencia, que "nació con muchas pretensiones", "desde el minuto flaqueó uno en la comunidad canaria", porque dice, "no se dotó presupuestariamente".

Para la presidenta del Colegio de Trabajo Social de Las Palmas, la situación en Canarias es grave, considerando que la demora en las islas tiene una media de 570 días para tramitar una solicitud de dependencia, frente a los 90 días que por ejemplo, han conseguido alcanzar en el País Vasco. Tres meses frente a dos años.

La consecuencia directa es que en Canarias "mueren 3.000 personas al año en trámite de dependencia esperando a que se les resuelva". Una propuesta que hacen desde el Colegio para mejorar este sistema, consiste en rediseñar los procesos de tramitación para evitar que el usuario tenga que empezar de cero cada vez que solicita un nuevo recurso:

“Si solicito mi plaza en una residencia, espero religiosamente en mi lista de espera, pero no se agilizan los procesos porque son muy herméticos. Si pido otra cosa, se descarta la primera”, lamenta.

Trabajadores sociales en la Sanidad

Lole Fabelo, que también ejerce como trabajadora social en la Sanidad Pública, subrayó la importancia de esta figura en los centros de salud, las unidades de salud mental y los hospitales, pues entiende que hacen un trabajo "súper necesario", al "acompañar a las personas en todo su proceso vital, desde que nacen hasta que mueren”.

Los trabajadores sociales intervienen en situaciones complejas, como el caso de personas mayores que se cuidan entre sí a pesar de que ambos son dependientes. “Detrás de esos casos hay un problema de salud, y hay que ir a mediar”, explica.

Lole Fabelo también habló de la desigualdad en la atención entre islas capitalinas y no capitalinas. En islas como Fuerteventura, la situación es más complicada por la falta de recursos humanos para hacer valoraciones o atender las solicitudes de ayuda. Aunque comprende el "plan de choque" en la pasada legislatura, que de manera puntual permitió enviar personal de refuerzo para las valoraciones de dependencia.

Lo que podría justificarse en un "contexto de emergencia", considera que no deberían convertirse en la norma. En este sentido, defendió la presencia de trabajadores sociales en la administración, haciendo su trabajo y en condiciones dignas.