La Guardia Civil de Fuerteventura ha denunciado a un pescador profesional tras interceptarlo el pasado 18 de septiembre cuando intentaba sacar en el ferry de Morro Jable 294 kilos de pescado capturado de manera ilegal en aguas majoreras. El pescado, compuesto por especies como pargos, meros, urtas y medregales, se dirigía hacia Gran Canaria en una furgoneta isotermo, utilizando documentación falsa que lo identificaba como captura de una embarcación profesional atracada en Arguineguín.
El operativo se inició cuando la Patrullera de la Guardia Civil detectó una embarcación recreativa en la zona de Punta de Jandía, que aparentemente había capturado una gran cantidad de pescado. Ante la imposibilidad de interceptarla por la orografía de la costa, se alertó al Puesto Principal de Morro Jable, que inspeccionó a los vehículos que embarcaban en el ferri con destino a Gran Canaria. La inspección culminó con la localización de una furgoneta isotermo que transportaba el pescado, junto con un documento de venta que, falsamente, indicaba que las capturas provenían de un barco profesional atracado en Arguineguín.
Tras verificar que dicha embarcación profesional no había salido del puerto y se encontraba atracada en Arguineguín, quedó claro que el pescado había sido capturado en Fuerteventura de manera irregular. La Guardia Civil confirmó que el uso de una embarcación recreativa para la pesca profesional constituye una infracción grave de la Ley 33/2014 de pesca marítima del Estado, lo que podría conllevar sanciones económicas de entre 60.000 y 600.000 euros, así como la incautación del buque o la imposibilidad de obtener ayudas públicas.
El pescado incautado fue finalmente transportado a la Cofradía de Pescadores del Castillo del Romeral en Gran Canaria, donde se comprobó que la cantidad de pescado coincidía con la declarada en la documentación falsificada. Las autoridades continúan con las investigaciones para determinar la extensión de la actividad ilegal y la posible participación de otros implicados.
Este incidente pone de relieve el problema del furtivismo en las aguas de Fuerteventura, cuando profesionales y furtivos de fuera de la isla se desplazan a la isla majorera para pescar o mariscar al margen de la Ley, mermando unos recursos pesqueros y un ecosistema marino que, en general, sí cuidan los profesionales locales.