El Rancho de Ánimas de Tiscamanita, conocido también como el Rancho de la Inmaculada, recorrió las casas del pueblo entonando cánticos y oraciones en honor a las almas, acompañado por la cálida acogida de los vecinos. Con las puertas abiertas y luces encendidas, las familias anfitrionas ofrecieron comida y bebida a la comitiva, en un gesto de hospitalidad que refuerza los lazos comunitarios.
Un ritual lleno de simbolismo
El recorrido del Rancho incluyó momentos de solemnidad, como la pregunta ritual del Mayordomo al llegar a cada casa: “¿Aquí se canta o se reza?”. Según la respuesta de la familia, se entonaron cánticos o se recitaron oraciones, adaptándose a las circunstancias particulares de cada hogar. En algunos casos, ambas opciones se combinaron, mostrando la flexibilidad y riqueza de esta tradición.
Además, la comitiva, integrada por vecinos y visitantes de diversos lugares, hizo del evento una celebración viva y participativa. El brindis en cada parada, dedicado tanto al Rancho como a los asistentes, consolidó un ambiente de camaradería y celebración compartida.
El Ayuntamiento de Tuineje agradece a todas las personas que contribuyeron al éxito de esta manifestación cultural y reafirma su compromiso de seguir apoyando el mantenimiento de este valioso patrimonio inmaterial.
Tradición y cultura que perduran
La concejala de Cultura, Dulce García, expresó su satisfacción por la continuidad de esta celebración. “El Rancho de Ánimas no solo preserva una larga tradición, sino que también nos recuerda el valor de nuestra historia y nuestra identidad como pueblo. Es emocionante ver cómo la comunidad se involucra cada año, asegurando que este legado siga vivo para las futuras generaciones”.
Por su parte, la alcaldesa de Tuineje, Candelaria Umpiérrez, resaltó el carácter integrador del evento. “Esta celebración no solo tiene un significado religioso, sino que también es una oportunidad de unión vecinal, un espacio para compartir. Tiscamanita mostró, una vez más, su espíritu acogedor y su compromiso con la tradición”.