SFDK llena y vacía el FEM diez años después

El público abarrotó el FEM.
El público abarrotó el FEM.

El festival Fuerteventura en Música no vivía un lleno como el de anoche desde Calle 13, hace ya una década. SFDK llegaba a El Cotillo presumiendo de récord, tras congregar a más de 60.000 personas en La Cartuja -fue el primer concierto de rap español en llenar un estadio de fútbol-. y arrastró también a varios miles hasta la arena de la Playa de La Concha.

Llegaron desde otros puntos de Canarias, e incluso de la Península, muchos de ellos, el mismo sábado. Como un grupo de tres amigos de La Palma, que comentaba antes del concierto: "Hemos venido hoy para ver a SFDK". "No pudimos estar en Sevilla, y aquí es gratis. Teníamos que venir", decían otros.

Porque fueron varios los visitantes que reconocían no saber nada más del cartel, ni del FEM en general. Era un público nuevo, que igualmente expresaba su sorpresa ante la organización. "No conocemos al resto de grupos, pero nos está gustando". "Está todo muy limpio", "muy buen organizado", eran las impresiones que se repetían entre un público nuevo, y entusiasmado. 

Se sintió esa energía durante la actuación de SFDK, un gran ambiente entre los 14.000 espectadores que llegaban casi hasta la playa, entregados, disfrutando de los temas de siempre del Zatu, y otros recientes como el Ringui Dingui, aunque las barras de Kase.O, sonaran en este caso en playback. Correcto concierto de SFDK, que celebra 30 años de carrera, nada menos, y que tal como vino se fue. Como lo hizo gran parte del público con él.

SFDK, en el FEM 2024.
SFDK, en el FEM 2024 (Imagen: Cabildo - Carlos de Saa).

El resto estaba desde antes, y se quedó en El Cotillo. Como mínimo, los 7.000 asistentes del viernes, se mantuvieran fieles hasta el final. El FEM convenció con su mensaje de respeto al entorno. Y cumplió su parte. Había más papeleras, mejor repartidas que en otras ediciones, y un servicio de limpieza reforzado. Mariam Hernández, actriz majorera comprometida con su tierra, no se cansó de recordarlo entre los cambios de grupos.

Aunque eso no evitara que los más enajenados, una minoría, es cierto, dejara atrás los restos de sus botellones. La imagen da mucha pena, se repite cada año, y posiblemente sea inevitable, en un evento que brinda esa libertad a su público. Aunque también, como siempre, en apenas unas horas, el espacio quedó como estaba al inicio de los conciertos. 

Imagen del Ayuntamiento de La Oliva, a primera hora del domingo tras el FEM.
Imagen del Ayuntamiento de La Oliva, a primera hora del domingo tras el FEM.

Fusión de culturas, una cuestión de identidad para el FEM

El FEM cumple veinte años de historia, dieciocho ediciones, y se ha ganado con el tiempo a un público que conoce, entiende y respeta la idea del festival. Un festival que promueve ese mensaje de conciencia, y que supera la contradicción implícita: ¿Cómo va a ser respetuoso con el medio, un evento que congrega a miles de personas junto a la playa? Pues porque al final, el mensaje permanece, se repite de manera incansable cada año, y de algún modo puede llegar a tantos miles que nos visitan igual, y que se esparcen por el litoral, sobre todo en verano, haya o no festival.

El FEM cumple también con su idea inicial, no solo de sensibilización, sino de dinamización económica y de encuentro de culturas. Los carteles cambian cada año, unas veces son más nacionales, otras más internacionales, más europeos o más africanos (este año no hubo bandas del continente vecino), y a veces más o menos canarios, con más o menos artistas majoreros.

Julia Rodríguez, en el FEM 2024.
Julia Rodríguez, en el FEM 2024 (Imagen: Cabildo - Carlos de Saa).

En esta ocasión, la organización acertó con las bandas locales. Brillaron las tres: El viernes Supawayah con su nuevo proyecto; DJ CHK que condujo y cerró el festival -fue el primer DJ majorero en la historia del evento, y demostró que merecía serlo-, y la frescura, calidez e intimidad folclórica de Julia Rodríguez, abriendo el sábado.

El público disfrutó de los conciertos, de momentos como el pogo que se montó cuando cuando Ant Cosmos cantó y bailó mezclado con el público, con grandísimas bandas como los brasileños Francisco El Hombre, con formaciones de un elevado nivel musical que atrajeron también a su propio público, como Iseo & Dodosound y La Plazuela... Y para la gente que quiere bailar, que es mucha, el festival nos brinda cada año formaciones como Systema Solar.

Ant Cosmos terminó con el público en el FEM.
Ant Cosmos terminó con el público en el FEM.

Los conciertos fueron buenos, en general, y algunos como estos, brillaron especialmente. Bien es cierto que la producción ayuda, y eso es algo que merece un reconocimiento. Cuando los propios artistas agradecen la profesionalidad del personal de luz y sonido, la eficiencia de los transfer, la organización en general... es que las cosas se hacen bien. Lo comentaban músicas de carrera como Balkan Paradise Orchresta después de su actuación: "Nunca habíamos estado en un festival tan bien organizado, con gente así de profesional, que encima trabaja con una sonrisa".

Fuerteventura en Música cumple, mantiene vivo, ese concepto de festival multicultural. Y su actual titular, Rayco León, una persona comprometida con la cultura, dentro y fuera de la política, defiende esa idea como nadie. Aunque otra voz autorizada en el panorama musical, como es Domingo Rodríguez, diera un toque al respecto: Fuerteventura en Música debe potenciar todavía más ese mensaje de unión de culturas, de mestizaje y unión a través de la música, comentaba "El Colorao" tras la actuación de su hija.

Porque en cuanto al apartado de promoción económica, el impacto del FEM para Fuerteventura y para El Cotillo está fuera de toda duda. Quitando los cachés, los gastos del FEM van para empresas de la isla, de producción, logística, seguridad, limpieza... Y en el pueblo, no dan avío para atender a los visitantes. Si el festival cuesta, digamos, medio millón de euros, y los visitantes fueran diez mil, con una sencilla media de gasto, la estimación cuadra los números. 

Con distintos consejeros, y con un personal que también cambia con el tiempo, la Consejería de Cultura se mantiene firme en defender este festival como un santo y seña de su programación. Para sacar adelante un acontecimiento de este calibre, hace falta que mucha gente, de dentro y de fuera de la administración, le eche unas cuantas horas de trabajo, muchas veces, yendo más allá de lo que son estrictamente sus funciones. Y eso, también tiene un valor.

Así que con cosas por mejorar, por supuesto, lo importante es tomar nota, y corregir en cada nueva edición las carencias detectadas. Por poner un ejemplo, el festival tiene pendiente la asignatura de organizar mejor a los que llegan en furgonetas y caravanas. En otras ediciones, se ha barajado la opción de un camping para casetas de campaña, que alivie un poco ese trajín de vehículos.

Aunque también el público, o el visitante de El Cotillo en general, está a acostumbrado a una cierta libertad que cuando les digan, "sólo se puede aquí", inevitablemente tendrá una experiencia distinta. Al inicio de los conciertos, se plantaron en frente al escenario activistas de la plataforma Canarias Tiene un Límite, quizá con ese mensaje. Sería necesario un equilibrio entre la norma y el poder disfrutar del espacio, y eso nunca es fácil.  

Los Hermanos Thioune pusieron a tocar y bailar al Muellito entero, en el Festival de Día del FEM.
Los Hermanos Thioune pusieron a tocar y bailar al Muellito entero, en el Festival de Día del FEM.

Por último, destacar el Festival de Dia y la aportación de Cotillo Joven en este apartado. Las actividades salieron bien, la diversión fue tremenda para el público, los restaurantes agotaron existencias, y varios artistas locales más tuvieron la oportunidad de participar en el festival. Fue un buen añadido para un Fuerteventura en Música que goza de buena salud, y que debe encajar unas críticas que al final, si son constructivas, ayudan al evento a seguir creciendo. 

Así que, para mí, como dijeron Alvarito y Jeri en el Muellito. "Larga vida al FEM".