Es la primera vez que la prensa internacional no puede entrar en un país para contar lo que está sucediendo allí. Es lo que está ocurriendo en Gaza. Israel no permite la entrada de los periodistas y esto explica muchas cosas. Es el punto de partido del análisis que realiza Olga Rodríguez en una entrevista para Fuerteventura Digital para invitar a la reflexión sobre “qué hubiera pasado si hubiéramos podido entrar en Gaza y contar las matanzas y masacres desde el primer día”.
La corresponsal, curtida en numerosos conflictos, considera que “el escándalo hubiera sido mucho mayor”. Pero el relato, prosigue, lo está narrando la propia población palestina, los periodistas palestinos, “no lo están contando voces europeas ni estadounidenses”, recalca. No se puede negar el racismo que “juega su papel, una y otra vez, en la manera en la que se nos cuenta lo que ocurre en Gaza”. Apunta a que asistimos a un proceso de deshumanización de la población palestina y que los discursos racistas se están normalizando.
Por primera vez también, analiza, “el planeta asiste a la masacre en tiempo real”. Es una situación inédita, insiste, nunca antes había ocurrido, “sabíamos de matanzas y genocidios tiempo después, nunca al instante”. La periodista aludió a la pensadora Naomi Klein que acuñó el término genocidio ambiental y lo aplica a este conflicto “que corre el riesgo de convertirse en un ruido de fondo al que nos acostumbremos y normalicemos”.
Existe, además, una unanimidad inédita por parte de muchos dirigentes y lideres de oposición. Biden y Trump, líderes norteamericanos con muchas diferencias pero que en su respaldo a Israel, coinciden. También coinciden el primer ministro británico y el partido laborista británico; y en Francia Le Pen y Macron. Todos respaldan a Israel.
Por eso, Rodríguez, advierte de que “hay mucho en juego, no solo el futuro de los palestinos también el nuestro está en juego”.
En los círculos internacionales de los derechos humanos, desveló, se está abordando el derrumbe del andamiaje construido después de la segunda Guerra Mundial basado en la Carta de Naciones Unidas y en el derecho internacional.
Palestina y Ucrania, dos conflictos y muy diferentes respuestas
La periodista no pierde de vista tampoco el doble rasero aplicado tras la invasión rusa en territorio ucraniano y una reacción casi inmediata que ha incluido sanciones, embargos de armas, la suspensión de relaciones comerciales y/o diplomáticas y defensa de la integridad territorial, al Tribunal Penal internacional emitiendo una orden busca y captura contra Putin. “Todo esto para Ucrania, no para Palestina”, subrayó.
Y es que, existen razones geopolíticas muy claras. Por ejemplo, explicó, recientemente Estados Unidos aprobaba un nuevo paquete de ayuda militar con tres destinatarios muy diferentes: uno Ucrania, con 61.000 millones de dólares; otro Israel con 26.000 millones de dólares y un tercero a Taiwán por valor de 8.000 millones de dólares.
Destinatarios que juegan un rol claro. Taiwán como contrapeso de China, Ucrania como contrapeso de Rusia e Israel como contrapeso de Irán.
No en vano recordó sus tiempos de corresponsal en Washington donde a Israel se le denomina “el portaviones estadounidense en Oriente Medio”.
La mirada inquieta de Olga Rodríguez también analiza las reacciones del sur global. Por ejemplo, la demanda de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia o la reacción de países importantes en Lationamérica y África a la hora de moverse en el ámbito diplomático o imponer un embargo de armas.
Es la primera vez, insiste que la Corte Internacional de Justicia admite a trámite una denuncia por genocidio contra un país que es un gran aliado de Europa y de Estados Unidos.
Estamos en ese umbral, “nos puede llevar a una carrera hacia el abismo donde gane y se instale definitivamente la ley de la jungla y del más fuerte frente al derecho internacional o por el contrario, a lo mejor el mundo puede reaccionar y debería para reforzar los mecanismos en Naciones Unidas y crear relaciones de más respeto mutuo entre Estados”.
En los círculos internacionales de los derechos humanos, desveló, se está abordando el derrumbe del andamiaje construido después de la segunda Guerra Mundial basado en la Carta de Naciones Unidas y en el derecho internacional.
Olga Rodríguez cree que desde octubre hasta ahora hay mucha gente que ha ido entendiendo qué pasa en Palestina. Hay mucha gente en el mundo, sobre todo la juventud, a la que nada de lo humano le es ajeno y que entiende que somos ciudadanos del mundo y que hay que idear mecanismos internacionales para garantizar los derechos de todos”
Cada vez hay más personas, incluidos voces judías de primer orden en países como Estados Unidos que están gritando: “no en mi nombre”.
Vivimos en la época de la militarización, del gasto militar récord y en la época en la que se nos presenta la vía de la guerra como única opción. Nadie aborda qué pasará con Palestina cuando acabe la masacre, ¿habrá palestinos? ¿qué va a ocurrir con la ocupación ilegal condenada en varias resoluciones de Naciones Unidas?, ¿qué va a pasar con el sistema de apartheid?
Rodríguez, en Fuerteventura, también echa la mirada al otro lado, al Sahara. Un ejemplo que constituye, dijo, “la perpetuación de la impunidad”, y que está relacionado con Israel. Donald Trump impulsó los denominados acuerdos de Abraham que suponía normalizar las relaciones políticas y comerciales entre Israel y varios países árabes; uno de ellos Marruecos. A cambio, Estados Unidos se olvidaba por completo de los derechos del pueblo saharaui. Así está escrito y estipulado, recalcó.
La periodista insta a la ciudadanía a informarse para entender el contexto que permite analizar las situaciones e invitó a la esperanza. Parafraseando a la política y activista Ángela Davis, “la esperanza es una herramienta de lucha y de activismo. Debemos asumir la responsabilidad de tener esperanza”.
También debemos asumir la responsabilidad de saber imaginar, añadió. Imaginar un mundo más justo, más solidario, con paz, con cultura de derechos humanos. “Si no podemos imaginarlo, no va a existir”, concluyó.
